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Prologa Daniela Romo libro de Rubén Aviña
Con un prólogo de la cantante y actriz Daniela Romo, el escritor y periodista mexicano Rubén Aviña presentó la víspera su quinto libro "Nadine, la hija de las estrellas", que aborda la historia de una niña de otra galaxia que tiene cualidades inimaginables.

Con un prólogo de la cantante y actriz Daniela Romo, el escritor y periodista mexicano Rubén Aviña presentó la víspera su quinto libro "Nadine, la hija de las estrellas", que aborda la historia de una niña de otra galaxia que tiene cualidades inimaginables.

En entrevista con Notimex, el autor destacó que la historia tiene como intención transmitir un mensaje de paz, armonía y amor entre las personas, a través de una trama muy grande y profunda, por lo que "tuve que dividirla en cinco partes, y este libro es la primera de ellas".

La primera publicación tiene una extensión de 312 páginas y es una edición independiente, que saldrá a la venta esta semana con un tiraje de 10 mil ejemplares,

Anotó que "es un cuento muy mágico que comencé a escribir cuando tenía 12 años, y hace año y medio me surgió la idea de retomarlo; por fortuna aún conservaba la libreta en la que tenía mis apuntes de aquella época y sólo tuve que continuar lo que ya había comenzado".

"Nadine, la hija de las estrellas" es la historia de una niña que viene de otra galaxia y tiene la misión específica de aprender a escuchar el corazón y enseñarle a los seres humanos que esa es la mejor manera de vivir y amar.

Desde su llegada a la Tierra surgen muchos hechos asombrosos y con el tiempo descubre todas las cualidades extrahumanas con las que cuenta, como el poder de la telepatía que le permite comunicarse con un niño autista, lo que habla de la importancia del silencio.

"Siento que tiene muchos mensajes ocultos que incitan al lector a reflexionar y es muy accesible, tanto para un adulto como para un niños, pues el lenguaje es muy simple pero muy descriptivo", comentó el también autor de "La gloria por el infierno".

La historia está ubicada en Tepoztlán, Morelos, y posteriormente se traslada a la Ciudad de México, donde "toma un giro más misterioso al abordar la inocencia de la infancia, que les permite a los seres humanos abrir su mente y creer en la magia de las hadas, los duendes y en ellos mismos", apuntó.

Este libro concluye cuando "Nadine" cumple 18 años y tiene una visión completa de la vida, además de que ha terminado su misión en la Tierra, sin embargo, para el segundo tomo la tarea que tendrá será distinta y traerá nuevos mensajes a la humanidad.

Aviña indicó que la idea de invitar a Daniela Romo para que escribiera el prólogo surgió porque "hace muchos años, en una de las primeras entrevistas que le hice, hablamos sobre los duendes y las hadas y sé que esas cosas llaman su atención, entonces consideré que era una buena opción y me da gusto que aceptara".

Por su parte, la actriz y cantante dijo que esta es la primera vez que participa de esa manera en la creación de un libro y afirmó que "me dio mucha alegría que Rubén (Aviña) me invitara a leerlo para que me animara a contribuir".

Señaló que "es un libro muy bello; me gustó mucho porque es una historia original y sus personajes son únicos, además me encantó que éste haya sido el resultado de un sueño que toda la vida tuvo él, y agradezco que me haya considerado para ser su cómplice".

La actriz enfatizó que es difícil que un libro pueda tocar las fibras interiores de las personas, pero "Nadine lo consiguió conmigo y eso fue lo que me convenció e inspiró para escribir el prólogo, además de que me dejó una caricia en el corazón"

¿Por qué Rubén Aviña pensó en Daniela Romo para escribir el prólogo de su libro "Nadine, la Hija de las Estrellas?"

 
El periodista y escritor mexicano, Rubén Aviña, al hablar de los motivos que lo llevaron a elegir a Daniela Romo para escribir el prólogo de su nuevo libro, "Nadine, la Hija de las Estrellas" (que ya es best seller con más de 140 mil copias vendidas a los pocos días de su aparición en el mercado), explicó que se dejó llevar por el corazón y que su intuición no le falló.
"Yo estoy en el periodismo de espectáculos desde que tenía catorce años. He conocido y entrevistado en todo este tiempo a muchos artistas, mexicanos e internacionales. Con algunos, hasta he llevado amistad. Cuando terminé mi libro pensé en uno de esos artistas que pudiera echarme la mano, escribiendo el prólogo de mi libro. No lo pensé mucho. Recordé que hace años, durante una de las tantas entrevistas que le hice a Daniela Romo, ella traía al cuello una cadena con un duende. Hablamos de duendes, de hadas... Daniela me envolvió con su magia, con su sencillez. No en vano, hace años, al publicar una entrevista de ella, la califiqué como "la mujer con el angelote más grande del mundo".
Daniela es un ser carismático, limpio, puro, mágico... Es divertida, sencilla. Yo me aprecio de ser sensible, perceptivo. Y en ella advertí un ser humano espléndido y lleno de luz. El tiempo pasó... No puedo decirte que nos hicimos amigos. Pero cada encuentro con ella, para entrevistarla, me llenaba de cosas bonitas, me alimentaba el alma. En nuestras últimas entrevistas, abordábamos siempre temas profundos, un tanto esotéricos: la reencarnación, la magia, lo que sucede en el mundo, en el cosmos... La esperanza, la fe de que hay algo más alla de lo que vemos o tocamos. Daniela es generosa. Siempre te da, siempre te aporta. Además, es divertidísima.
¿Quién más podría hacerme ese prólogo? No me equivoqué. En apenas dos días, Daniela leyó el libro completo. Me llamó y, por teléfono, me leyó lo que había escrito. Lloré. Se me hizo un nudo en la garganta. Ella fue la primera que leyó el libro completo. Me di cuenta que el mensaje que quise transmitir en la historia, Daniela lo captó. Me dijo que había llorado, que estaba abrazada a mi libro.
Insisto: no me equivoqué. Todo es siempre por algo en esta vida. Por algo, la busqué a ella. Por algo, ella aceptó. Fue mi madrina.
Y apenas ayer, el día de la presentación del libro, un maestro esotérico y amigo, me hizo ver que Daniela y yo somos algo así como almas gemelas. ¡Qué honor! ¡Qué lujo! Admirar tanto a alguien y compartir este momento, esta vida, con la luz que brota de una mujer como ella, de un ser extraordinario que, si te das cuenta, es de las pocas artistas que, por lo general, a todos le caen bien. Nunca ha estado involucrada en chismes o escándalos. Daniela es como un hada, un ángel de carne y hueso. ¿Quién puede dudar que existan los ángeles, las hadas?
Y esto te lo digo de corazón. Con el mismo corazón con el que escribí mi libro. Daniela arropó a Nadine, a la niña de mi novela. Es como su madrina. Una madrina generosa y cálida. Eso, cálida. En Daniela no hay mentiras o dobleces. Ella es así: bella por dentro y por fuera. Un ser espléndido, como hay pocos".
Por eso pensé en ella y en nadie más para invitarla a participar en este libro que es mi sueño de toda la vida. Una historia que empecé a escribir cuando tenía doce años. Pasó el tiempo. Antes, publiqué otros cuatro libros. 30 años después, llegó el momento de desempolvar la historia de Nadine. De reencontrarme con el niño que llevo dentro para darle forma y dejarla nacer, salir a la luz. Era mi sueño de niño y hasta hoy lo he visto realizado, con Daniela como madrina. Una mujer a la que ahora no sólo admiro y respeto -como antes- sino que también quiero entrañablemente".

Aqui el texto escrito por Daniela

Siento un pequeño revoloteo, cerca de mi rostro. Es un hada. Me la regaló Rubén. Estoy recostada y, al reaccionar, me encuentro con un ligero sabor a sal. He llorado y estoy abrazada a este libro. Sí, la historia de Nadine, La Hija de Las Estrellas. Para mi sorpresa, a través de mi ventana, una estrella me devuelve la mirada o la atención. Y descubro que estoy bañada por una luz. La luz de la Luna, mi eterna cómplice que mueve mis mares. Pareciera que me hablara hoy y se alegrara conmigo. Rubén Aviña volvió. Volvió a su niño. Hoy, un niño sabio que puede regalarnos la historia de Nadine, La Hija de Las Estrellas, una alegría para este corazón, alegría que comparto contigo, en el momento en que escribo estas líneas que estás leyendo. Por eso he llorado de alegría y repetiría mil veces la experiencia. En este momento de tantas tristezas, he llorado de alegría. Y una gota de alegría que sepamos crear, transforma océanos de negatividad. Rubén, ¡gracias!

Me sucedió lo que a Dinora, uno de los personajes de esta historia. Eso, si lees con atención, lo entenderás. Me sorprendió mirarme de nueva cuenta al espejo y cuestionarme, buscar a la niña que hay en mí, recurrir a mi inocencia, esa inocencia que a veces se esconde detrás de la pretensión. Todos creamos nuestro propio sentido de la realidad y luchamos contra tantas mentiras... Hoy, Nadine me devuelve la espiritualidad que se siembra, germina, crece aún en lo mundano y existe, para ser hallada y nutrirse en cada acción de cada día.

Nadine me ha devuelto hoy el sentido de los sueños, que son el camino real del alma.

Aparentemente, todos necesitamos una historia, un origen, un papel, la identidad... Pero, ¿hace cuánto que no nos miramos en otro? ¿Hace cuánto que no nos miramos a nosotros mismos?... Si todos poseemos la magia, la chispa de la divinidad, conectados con el universo. Seres infinitos, conectados con todo lo que existe. Como dicen los budistas: una sola persona es todo el Universo.

Y sí, en este mundo convulsionado que descubre galaxias a miles de años luz y que, por otro lado, no puede detener la extinción de tantas especies en el planeta, Nadine –gracias, Rubén–, nos da la oportunidad, para hacer un viaje dentro de nosotros mismos. Un viaje a un universo casi inexplorado, que nos devuelve la magia, la música, el canto como una oración, el silencio como la fe de que, aún en soledad, ese cosmos al que pertenecemos, nos escucha y nos devuelve la facultad de creer en él, de creer en nosotros mismos.

Gracias, Rubén Aviña, por compartir la historia de Nadine con todos nosotros, por tener tantos sueños y planes para ella. Yo sólo quiero que muchos lectores la conozcan. Y sé que de esta manera, juntos, haremos una oración con Nadine, por Nadine, por nosotros. Para que sepamos abrir nuestro corazón y corresponder así al Universo, para entender que ¡todos somos hijos de las estrellas!

DANIELA ROMO

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